Nuestra historia
Recuperar un edificio protegido y dotarlo otra vez de vida -especialmente uno de 1666- es siempre un reto que debe asumirse con respeto. En el caso de los apartamentos Inferniño no hubiese sido posible sin la visión única de López Rivera Arquitectos y nuestro constructor, Otero Pombo. La excelente labor y la colaboración entre ambos han sido cruciales, no solo implantando soluciones de diseño contemporáneas para este edificio del siglo XVII, sino también investigando y restaurando métodos de construcción tradicionales que respetaron la esencia de Inferniño.
Elementos arquitectónicos como las escaleras han sido tratadas con sumo cuidado y, en los lugares en los que fueron necesarias unas nuevas, se elaboraron de acuerdo con los mismos principios de diseño.
Esta pasión por los detalles es algo que se puede apreciar en todo el Inferniño
Solo con pasar la mano por las paredes podrás comprobar que han sido restauradas meticulosamente con mortero de cal aplicado manualmente sobre una estructura de listones de pino, una tradicional técnica apenas utilizada en la actualidad. Cuando atravieses el salón recibidor, donde los huéspedes pueden relajarse y reunirse si así lo desean, párate un segundo a admirar los pesados marcos de cedro de las ventanas que reposan unos milímetros por encima de los dinteles de piedra. Este pequeño detalle es el método local que minimiza el contacto entre piedra y madera para evitar que la podredumbre carcoma los marcos.
Luego, mientras te sientas en el jardín bajo la sombra de los dos camelios o mojas los pies en la pila de granito, echa una mirada al edificio que tienes enfrente y permítete trasladar tu mente a unos cuantos cientos de años atrás para imaginarlo cuando estuvo repleto de alumnos del seminario que tenían el privilegio de poder estudiar a escasos pasos de uno de los grandes templos de la cristiandad. Y, cuando las campanas de la catedral suenen, sumérgete en la historia y piensa que tanto tú como esos estudiantes habéis oído los mismos sonidos.