Muy pronto contaremos por qué los apartamentos se llaman Inferniño Apartments, como un modesto averno o un humilde purgatorio anexo al Paraíso del Obradoiro. Hoy nos ocupamos de cómo el Inferniño Aparments, que os recibe en un edifico que se levantó en 1699, vivió su rehabilitación y transformación a través de la cámara de Daniel Riera y cómo os contamos nuestra propia historia gracias a sus instantáneas.
Riera es uno de los fotógrafos españoles más importantes de su generación. Su éxito laboral está asociado a su relación con el mundo de la moda laboral: ha disparado campañas para marcas como Dior, Bally o Mango, y trabajado para revistas como Vogue o Fantastic Man.
El trabajo de Riera para Inferniño llegó a través del estudio de arquitectura de Emiliano López y Mónica Rivera, que utilizaron estas instantáneas para documentar el estado previo del inmueble. Una investigación gráfica cautivada por la mirada de Riera: imágenes intuitivas con valores sentimentales transmitidos a través de la luz natural.
Las fotos de Inferniño nos emocionan aunque el contenido nos enseñe un lugar que apenas deja de estar abandonado para empezar a tener una nueva vida. La emoción nos alcanza a través de la luz especial de Santiago, una iluminación arrebatada que se cuela a trozos entre el eterno manto de nubes que arropa a Compostela.
Cuando el Inferniño Apartments estrenó una nueva vida, quisimos conservar el excelente testimonio gráfico que aportó Daniel Riera. No sólo por la calidad de cada instantánea, si no porque nos sirvió para establecer un diálogo en el tiempo y mostraros el antes y el después en cada estancia de la casa.
Las imágenes dejan prueba del espíritu de restauración y el sentido integrado en el paisaje gallego del que se nutre la experiencia del Inferniño. A través de las fotografías vemos cómo se mantuvieron las partes estructurales de las ventanas de las galerías en los pisos superiores, cómo se restauró la galería respetando los elementos de madera que le eran propios: con la madera del castiñeiro, autóctono de Galicia, y el cedro, una de las maderas más nobles que existen.
Las paredes son un museo en el que se abren ventanas al pasado; podéis apreciar el trabajo mantuvo el diálogo con el espíritu previo pero, al mismo tiempo, apreciaréis la audacia de muchas soluciones como, por ejemplo, la recuperación de los elementos estructurales en las ventanas del apartamento 2, en el que viajamos desde el pasado hasta una magnífica galería en la que contemplamos el jardín.
De hecho, una de las fotos de Daniel Riera que nos parece más evocadora la encontramos en la estancia The Shed, el cobertizo. La imagen retrata el estado previo del jardín y logra transmitir ese estado de nostalgia y anhelo de un pasado que se extinguió hace mucho tiempo.
El contraste entre el estado previo y el conjunto armonioso que presenta el jardín en la actualidad, junto al sobrio lujo de la estancia del cobertizo, nos proporciona una gran sensación de placer estético, de admirar el pasado y disfrutar el presente. De fijarnos en el conjunto equilibrado entre madera, piedra y agua. Una obra de arte, en definitiva.
Os invitamos a que conozcáis el trabajo de Daniel Riera para o Inferniño Apartments y apreciéis estas fotos como una ventana abierta hacia el pasado.