Elementos arquitectónicos como las escaleras han sido tratadas con sumo cuidado y, en los lugares en los que fueron necesarias unas nuevas, se elaboraron de acuerdo con los mismos principios y diseño.
Esta pasión por los detalles es algo que se puede apreciar en todo el Inferniño. Solo con pasar la mano por las paredes podrás comprobar que han sido restauradas meticulosamente con mortero de cal aplicado manualmente sobre una estructura de listones de pino, una tradicional técnica apenas utilizada en la actualidad. Cuando atravieses el salón recibidor, donde los huéspedes pueden relajarse y reunirse si así lo desean, párate un segundo a admirar los pesados marcos de cedro de las ventanas que reposan unos milímetros por encima de los dinteles de piedra. Este pequeño detalle es el método local que minimiza el contacto entre piedra y madre para evitar que la podredumbre carcoma los marcos.